¿Es Twitter un panóptico digital?
Vigilar y castigar en un mundo 2.0.
Antes de meternos con la pregunta un tanto clickbaitera que da título a la nota, quiero desarrollar breve y cronológicamente el concepto de panóptico.
Aunque asociado fuertemente a Foucault, la creación del panóptico penitenciario le pertenece al filósofo inglés Jeremy Bentham, allá por el siglo XVIII. Dicha estructura carcelaria diseñada por Bentham cuenta con celdas ordenadas en un edificio circular y una torre de vigilancia en el medio. Desde la celda es imposible ver qué hay en la torre y quién vigila, pero desde la torre se puede ver todo el movimiento en el edificio.
Parte de la esencia — y eficiencia — del panóptico es “ser visto sin poder ver nunca”. La mirada del guardián está puesta sobre todos y sobre nadie. Al no saber cuándo se los vigila y cuándo no, pero siendo conscientes de que la vigilancia está ahí, los reclusos se sienten en un estado de vigilancia permanente.
Más tarde, en Vigilar y castigar (1975), Michel Foucault retoma la idea del panóptico y del panoptismo, en donde no se limita a describir el modelo arquitectónico y expande el concepto a otros campos como el político. La disciplina y la vigilancia permanente se ejerce sobre la sociedad toda, no sólo en la cárcel sino también en los muros de la fábrica o la escuela, por citar algunos ejemplos. El poder ejercido ya no como castigo, sino como disciplina — aunque esto no quita que el acto punitivo siga existiendo — . Podríamos resumirlo con una frase precisa y contundente: el poder normaliza.
El modelo panóptico hace que el individuo se autocensure. La disciplina logra que los mecanismos de vigilancia se alojen de manera significativa en los cuerpos. Una señal, una imagen, un estímulo o un gesto. No hace falta más. Un tipo de violencia que se articula de manera “tácita” y que se vehiculiza en las expectativas y los significados que transmiten las instituciones con sus espacios y su simbología.
Twitter y el panóptico digital
En la actualidad se debate si la esencia de este modelo, o al menos parte de ella, puede identificarse en las plataformas digitales y sus usos. Byung-Chul Han en La sociedad de la transparencia (2012), destaca que las personas ahora no están aisladas como el individuo del panóptico penitenciario y, por esta razón, el poder de la vigilancia reside en que están hipercomunicados.
La peculiaridad del panóptico digital está sobre todo en que sus moradores mismos colaboran de manera activa en su construcción y en su conservación, en cuanto se exhiben ellos mismos y se desnudan
Quizá Twitter sea la red social ideal para reflexionar sobre esto. Dentro de la plataforma hay un intento de “normalizar” pautas y comportamientos. Incluso existe un formato de tuit, medio en joda medio en serio, que habla de normalizar tal o cual cosa — que por lo general suele ser algo ya “normalizado” — .
Es una red permanentemente en tensión. En ella se libra algo así como una lucha de narrativas que buscan posicionarse para explicar el mundo complejo en el que vivimos. En el medio pasan un montón de cosas, claro. Pero pensar en conceptos como poder, disciplina o vigilancia dentro de la plataforma no parece una locura.
Twitter es un fenómeno complejo, además, porque oscila entre el entretenimiento y la seriedad. Para algunos nada de lo que se dice es para tomarlo en serio y para otros es una herramienta comunicacional formal. Por supuesto, lo más acertado es concluir en que se trata de ambas según el tipo de uso/consumo. Pero en definitiva, sea “en serio” o “en meme”, todo lo que describe al mundo, a otros o a nosotros mismos, se constituye finalmente como parte de nuestra subjetividad.
¿Cuánto hay de la esencia del “ser visto sin poder ver nunca” en Twitter? ¿Cuán vigilados nos sentimos al participar? ¿Cuánto vigilamos la participación de los demás? ¿Reconocemos miradas disciplinarias en las redes de la misma forma en que las reconocemos en la escuela o en la fábrica? Preguntas que me inquietan pero que, de mi parte, no obtendrán respuesta. Al menos de momento. Porque tengo hasta acá.